“El concepto del libro es que para la gente, más allá de lo literario, sea un recuerdo feliz, que tenga un recuerdo feliz en la biblioteca, que miren la portada y vean a Messi levantando la copa, que abran el libro y estemos nosotros contándole qué pasó con De Paul antes del partido con Holanda o cómo fue el momento en el que Scaloni decide que Di María sea titular en la final. Es un recuerdo hermoso e indeleble para todos”, comenta el periodista Gastón Edul, uno de los autores junto con Alejandro Wall del libro La Tercera (Planeta), que da cuenta de la obtención de la última Copa del Mundo por parte del seleccionado argentino de fútbol.

Se trata de un libro tan necesario como urgente, escrito a cuatro manos con el Mundial y la final contra Francia todavía caliente. Un libro, que fue posible solo porque en la noche de Lusail el mundo entero vio a Lionel Messi alzar la copa. La Tercera fue posible solo gracias a la tercera. Un año antes de Qatar 2022 hubo una propuesta según recuerda Alejandro Wall. “Estábamos con Ezequiel Fernández Moores en la Feria del Libro y se nos acercaron Rodolfo González Arzac y Nacho Iraola de Planeta, y me acuerdo que dijeron ‘tienen que hacer el libro’. Y Rodolfo antes de ir a Qatar me lo dijo en serio: ‘si sale todo bien tiene que haber un libro’”.

Y como todo salió bien e incluso mejor, “ya en la noche de aquel domingo acá y en la madrugada de Qatar, Rodolfo insistió y ahí empezó toda la cuestión que para mí era imposible. Solo no iba a ser posible. Necesitábamos a alguien que haya estado cerca de la Selección para poder reconstruir con detalles los distintos momentos, había que preguntarse cosas, y yo era consciente del trabajo que había hecho Gastón y nos pareció que encajaba perfecto y le mandamos los mensajes”. Edul recuerda con precisión ese momento: “fue el 20 de diciembre de 2022, el mismo día que llegó el plantel campeón del mundo, dos horas después cuando yo estaba en el Free Shop. Yo tenía la idea de hacer algo con todas las vivencias y todo lo que había guardado en notas de voz cuando terminaban los partidos para tener las sensaciones del momento y no olvidarlas, pero no sabía bien qué hacer. Y ahí, cuando me llegó el llamado de Alejandro, encajó todo”.

UNA VOZ. Alejandro Wall cuenta que este libro instantáneo le exigió unificar experiencias con Gastón Edul.

El punto de partida y de llegada de La Tercera es la final contada en presente y con el enorme desafío de hacerla entretenida y de conseguir seducir a los lectores. “A la hora de escribir decidimos que la final atraviese todo y teníamos por delante la dificultad de darle tensión a algo que lo tenía pero del que ya todos sabíamos el desenlace, que Argentina finalmente fue campeón. Por eso, La Tercera arranca en un momento en el que está todo bien y es el momento en el que todo se desborda. Fue la búsqueda de ‘en dónde se fue todo al carajo’, como empieza la novela de Vargas Llosa, cuándo se jodió el Perú. Y ese final es el caminito que nos posibilita contar todo lo demás”, suma Wall.

-Otro desafío para ustedes fue escribir contrarreloj, porque era un libro que debía salir “ayer”.

G.E.: No solo fue un desafío sino que era la premisa, tratar de sacarlo lo antes posible con el desafío de que no pierda ni calidad ni contenido. Ni bien nos pusimos de acuerdo, que fue al instante, Ale y yo nos pusimos a trabajar la última semana de diciembre y las dos primeras de enero para que a la crónica no le falte nada, ni la información mía dentro del campo de juego y concentración, ni la prosa y el cuerpo que Ale podía darle. Esos días fueron intensos, yo salí poco al aire en TyCSports y Ale se pidió vacaciones.

A.W.: Yo he escrito libros y he tardado cuatro años, entre investigación y escritura. Esta es la segunda vez que trabajo en un libro instantáneo, un instant book. Escribir un libro te produce grandes momentos de sufrimiento y de angustia, que la historia no está, que el libro no te sale y este tipo de libro tiene la ventaja de que no tenés tiempo para eso, hay que darle para adelante. Y con Gastón bajábamos muchas conversaciones por zoom que eran desgrabadas y que era lo más sencillo para unificar una voz y las experiencias de lo que veíamos.

-Mencionamos las dificultades, pero supongo que si algo les facilitó narrativamente la construcción del libro fue que el Mundial para Argentina estuvo teñido de épica.

G.E.: Sin dudas, por eso el libro lo que tiene es el paso a paso de Argentina campeón del mundo, que se generó allá. No salió campeón del mundo el mismo equipo que llegó, hasta hubo cambios de nombres -la derrota fue necesaria para el cambio- y hubo aciertos en el momento, que te pudieron haber dejado afuera pero fueron aciertos. Entonces el paso a paso, arrancando con una derrota, hace que el Mundial sea épico hasta incluso pender de un hilo como fue la atajada de Dibu, que nos quedábamos sin nada después de todo lo que se había hecho.

A.W.: Este Mundial tuvo siete partidos y cada uno con una característica muy específica. El de Arabia Saudita es la derrota, el golpe inicial. El de México es de un nivel de tensión como no hubo en ningún otro partido, porque te quedabas afuera en el segundo partido. El de Polonia, tiene la cosa de la aparición del equipo; el partido con Australia tiene la atajada de Dibu; el de Países Bajos lo tiene todo. En un Mundial en el que Argentina tuvo muchas caras, el partido con Croacia fue el más artístico y que tuvo su momento tenso cuando Messi se agarra la pierna y todavía estábamos 0 a 0. Y finalmente la Final como condensación de toda esa historia. En Argentina nos solemos quedar con la victoria de la épica después de la derrota, Italia ’90 es un poco eso. Acá tuvimos la épica y la victoria, todo junto.

-La Segunda fue la del ’86 y con ustedes se da algo curioso. Alejandro atravesaba su infancia y Gastón no había nacido. Entonces, ¿cómo vivieron la conquista en Qatar pensando en México?

A.W.: El ‘86 es el Mundial de mi infancia. Tengo el recuerdo de ver los partidos en televisión en mi casa, de haber salido a celebrar con mis viejos. Transitaba esos días con mucha sensibilidad y era inevitable porque que se cumplía un año de la muerte de mi viejo y para mí el fútbol tiene que ver con él, ser hincha de Racing, mirarlo por televisión, escucharlo por radio, ir a la cancha. Y obviamente que como a todos los que fuimos hijos y después fuimos padres, el fútbol nos revincula a través de nuestros hijos. Y algo que me pasaba en los días previos a la final era que tenía muchas ganas de vivirlo con mis hijos, sentía que no tenía que estar en Qatar. Y cuando lo decía no era por quejarme de lleno, yo sabía que estaba en un lugar en el que Argentina podía ser campeona del mundo, pero estaba la sensación de poder ver eso junto a mis hijos y saber que iba a ser un momento inolvidable. Y eso lo sentí como en ningún otro momento cuando terminó todo en el Lusail, me volví para el departamento, me serví una copa de vino y me fui al balcón que tenía una vista al golfo magnífica y sentí una soledad inmensa.

G.E.: Lo que hizo más especial este Mundial es que nosotros nos criamos con el mito de Diego y de la copa del ’86 y del ’78. Pero no la habíamos vivido nunca, no habíamos tenido esa sensación hasta ahora. Seguramente fue el mes más feliz de mi vida, por el lugar en el que estaba y porque me tocó transmitir la información y que la gente espere eso. Así que no encuentro momento más feliz en mi vida, más allá de que fue en el ámbito profesional atravesó todos los rubros de mi vida, y lo personal también porque mi familia estaba pendiente de eso y sabían que era un sueño cumplido.

-¿Por qué piensan que buena parte de la gente le exigió a Messi que debía ser campeón del mundo para poder dialogar con Diego?

G.E.: Por la vara que había dejado Maradona, pero que no necesariamente tenía Messi que alcanzar para demostrar que es el mejor de la historia. No tenía que ganar eso, si él ya había ganado competencias de igual nivel como la Champions, siendo figura absoluta de los partidos. Es algo muy argentino, el gen autodestructivo. Por suerte lo terminó cumpliendo y se acabó la discusión, pero era una discusión exitista.

A.W.: Creo que también hay algo que puede explicar lo que también pasó en las calles ese 20 de diciembre, que es preguntarse por qué esta explosión. Nosotros sabemos lo que significa el fútbol para la Argentina. Y creo que tiene que ver que durante muchos años a una generación que no lo vio le contamos el paraíso, le contamos lo que había sido ser campeones en México 86, lo que había sido Diego y pusimos ese mandato en la nueva generación. Y esa generación puso ese mandato en los jugadores que aparecían, porque nos pasamos 36 años buscando quién sería el mesías, quién iba a ser el redentor de todo eso, quién iba a rescatar a esa generación. Entonces el peso sobre Messi, el mandato sobre Messi, era extraordinario. Se le reclamaba que nos lleve al paraíso de una vez, que nos lleve a ese lugar que habíamos vivido en algún momento y que muchos no habían vivido.

Los autores

- Alejandro Wall es periodista especializado en deportes. Es autor de los libros ¡Academia, carajo! (2011), El último Maradona (2014), con Andrés Burgo, Corbatta, el wing (2016) y Ahora que somos felices (2019). Escribe en el diario Tiempo Argentino y participa de los programas de radio Pasaron cosas y Era por abajo. En TV, forma parte de La zona por Fox Sports. En Instagram y Twitter es @alejwall.

- Gastón Edul es periodista y trabaja en la señal deportiva TyC Sports. En los últimos años se destacó como marca personal de la selección argentina en las coberturas del canal, y de ese modo fue testigo privilegiado de las consagraciones en la Copa América 2021 en el Maracaná y del Mundial 2022 en Qatar. En Instagram y en Twitter es @gastonedul.

© LA GACETA